jueves, 14 de mayo de 2009

Revival

He vuelto al gimnasio. Hacía ya tres semanas de mi esguince-lateral-externo (salía de una reunión, recibí un mensaje, me falló la pierna y me fui al suelo. Todo uno. Todo un show) y hoy al mediodía me he lanzado otra vez a la clase de Combat. Un gusto, un gusto enorme. No es lo solo que sudas, la adrenalina que descargas y las calorías que quemas con música genial a tope. Es tener delante durante 45 minutos a un ser absolutamente divino, sudando y moviéndose como un ángel. Estoy convencida (papi, si estás leyendo esto, desconecta ya) de que el 70% de las féminas que acudimos a clase con Gonzalo fantaseamos con él. Y eso que la clase son puños y patadas y descuartizamientos en plano irreal, vamos, que si fuera una clase de salsa, el pobre salía con la cadera desgastadita perdida.
El chico ha sido el tema estrella durante la comida que ha seguido a la clase. No es que tenga un cuerpo espectacular (que sí, desde luego). A mí nunca se me han ido los ojos hacia el más guapo, la verdad. Recuerdo que esto me lo solía preguntar mucho mi ex: "¿Te habrías fijado en mí si me hubieras conocido en un bar?, ¿Te habría llamado la atención yo de entre todos mis amigos?" Este chico se rodeaba de niños bastante guapos (algún aspirante a modelo incluso) y mi respuesta no variaba: Me habrías llamado la atención tú, seguro que sí. Y él se ponía tontorrón y sonreía, :)
Es cuestión de inteligencia. Y no de inteligencia de premio Nobel. De inteligencia de saber responder miradas, de encauzar tonos, de emitir en la misma frecuencia. De que las cosas se deslicen fáciles, de descubrir cómo encajan piezas de vidas en un mismo puzzle. Complicadísimo, sí, muy muy muy complicado. Hace poco lo discutía con mi buen amigo Carlos. Para él, una chica cuando conoce a un chico piensa en: Dinero, Cuerpo e Inteligencia. A mí, al escuchar esto, se me salieron, primeros los ojos, después las uñas y los dientes. Vale que sí, que puede haber chicas que sí (conozco a más de una) cuyo interés vaya por ahí. Pero no se puede generalizar y si hay que quedarse con una de las tres variables, yo apuesto por la inteligencia.
¿Qué tendrá que ver esto con el profesor de Combat? Mmmm... Hay muchas maneras de ver si alguien es más o menos brillante. Y este chico coordina todos los ejercicios con la música como nadie (¿demasiados años en el Holiday Gym sufriendo profesores tirando a malos?). Controla los movimientos justos del cuerpo con la intensidad de los golpes rítmicos. Pone cara de fiera en el instante en el que pega. Y regala sonrisas justo cuando debe. Y así nos tiene a todas, locas perdidas.
Esto es una especie de revival. Recuerdo a un profesor de Combat (Aerobox en aquel entonces) que me hizo desarrollar músculo y me convirtió en una de las princesas herederas en clase. Luismi, se llamaba. Chiquitín, morenito, guapo y simpático. "Me das miedo", decía al ver cómo me desenvolvía con las patadas y los puñetazos. "¿Cómo ha ido?", preguntaba al final de la clase. Y yo jamás le respondí más de dos palabras... Y mira que me gustaba, me gustaba una barbaridad. Era una tentación con sonrisa perfecta y timidez exquisita. Y jamás me paré a pesar de que se me aceleraba el corazón cada vez que me chocaba con él en las escaleras. Pero en aquellos tiempos yo solo quería tener ojos para el chico que era mi pareja, al que, una vez terminada la clase de Aerobox, le daba la mano para pasear por la Gran Vía hasta casa.
He tenido, por un segundo, la sensación de haber perdido el tiempo, pero he vuelto rápidamente a mi ser. El segundo de duda ha dibujado un "¿Y si hubiera devuelto a Luismi sonrisas en vez de bufidos?", pero no, no. Sigo pensando que hice lo que tenía que hacer, que era básicamente lo que me pedía el cuerpo. Coger aire, pasar (de)lante del chico y asirme de la mano que me llevaba a casa.

Hoy hay cosas que han cambiado. Los años no pasan sin dejar huella y somos la suma de anécdotas acontecidas día tras día, somos la suma de dolores, la suma de felicidades, la suma de sueños y de anhelos. Juraría, de todas maneras, que si Gonzalo me propusiera una cita y tuviera novio, le diría que... Le diría que... no? Le diría que no...? Mmmm... Que no, que no, le diría que no. :)

Me voy a la cama. Sí, son las nueve de la noche, pero a las seis cojo un avión. Mañana desayuno en Londres!

Felices sueños

No hay comentarios: